miércoles, 15 de septiembre de 2010

Despedida

Dulce esplendor de la última llama
y con los sueños de toda una vida,
solo se va

Ni los amigos, ni el amor, solventan
la reunión siempre buena de los que se aman,
la sangre reunida no parece ser suficiente,
y la oración es inútil ante el dolor.

Y todos cantan y rezan por el muerto
que yo vivo y miro como los vivos,
no todos comparte la percepción misma
parece que la esperanza basta a todos.

Mas la fe no calla los llantos
y el recuerdo amargo viene a cada instante
el placer mismo de los hablantes
al citar tantas veces al héroe de hoy.

Que es el funeral sino
la expresión misma de los crédulos,
la despedida perfecta para el hombre que se va,
deseos puros de todos los presentes,
y más de lo misma cristiandad.

Dejemos tranquilos a los asistentes,
y no intentemos cambiar a los demás,
que para el materialismo,
no todos son valientes,
por amor a los otros,
permitámosle la dignidad.