lunes, 9 de mayo de 2011

Blanco en negro

Ha sido placentero,
mirar desde lejos aquel blanco en negro,
contraste puro de dimensiones claras,
un par de luciérnagas en una noche helada,
un brillo extraño en tinieblas de un destino nuboso.

Luces intrépidas que te interrogan a distancia,
y como llaman al más tierno de los desesperados,
así mismo que la aguja clava la piel,
justamente así como la pasión te apreta el pecho,
no es otra cosa que el fantasma de la esperanza,
la piel oscura de lo real,
los ojos blancos de la tempestad abierta,
lo perdido de una vida descarriada.

Como no sentir que puede solucionarlo todo,
como no desear que pudiese ser cierto.
Ensoñarse en una canción sin rima,
interrumpido con el dolor inmenso del muro invisible,
de la imbecilidad cultural que se interpone entre nosotros.

Lleno de esas energias oscuras,
omnuvilado por un deseo muerto de ser feliz,
y cegado por la impetuosa furia de un corazón sangrado,
miro su cara que nisiquiera se percató de mi,
vuelvo a mi plato de animal muerto,
e ignoró aquella luz que interrumpió mi existir.