viernes, 11 de noviembre de 2011

Ascensión

Escendiendo la absoluta autonomasia del espiritu
se que he vivido lo suficiente como para saber lo que quiero,
se que he sufrido lo suficiente para saber que no deseo más,
se que he gozado los suficiente para necesitar demasiado.

Y desde la cúpula del trueno grito vida,
desde el cielo eterno deseo lo imposible,
y desde el más abierto deseo de voluntad,
siento que soy superior, que soy un dios,
que sólo necesito de mí mismo,
y que la vida misma será mi diosa,
la líbido mi amante,
y el placer y el éxtasis mis más fervientes hijos.

Podría decir que he terminado mi camino,
pero no tendría sentido precipitar el final.

Jamás se escuchará mi arrepentimiento,
mi desgracia, mi desvalía,
la encerraré en un cofre y la ocultare,
de ojos mortales, de aquellos que puedan juzgar.
Desde ahora mismo no tengo alma,
he ascendido a lo más profundo de la existencia misma,
me he enclaustrado del mundo humano,
y desde ahora no siento nada,
no siento nada más que placer.
No siento nada más que obsesión.
No siento nada más que egolatria.
No siento nada más que perfección.
Todo propiciado por la soledad.

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