Himno

Canción del narcisista

¡Vida propia al sueño del ego!
es nuestra imagen en el espejo,
como se nos hinchan los ojos, cuales nubes por llover,
de lagrimas puras, de solo inocencia y amor.
Son nuestro rostros, nuestros ojos, los que causan
afición y estremecimientos en nuestras sucias almas,
a fin de cuentas no somos ángeles, pero con la luz artificial
parecemos cristos crucificados, además en un altar;
solo el amor propio puede causar tal impresión,
no hay porque avergonzarse por tal cuestión,
que si bien sabemos que no somos modelos,
nuestra gracia basta para hacernos contentos,
quien no puede amarse a si mismo, como primer paso,
difícil podrá alguna vez sentirse amado,
aunque mueras solo y abandonado, créanme que la gracia personal jamás
jamás, solos nos dejo.

El brillo del espejo no nos perturbe,
el amor florece cual llama en madera
y al mismo calor calienta nuestra pasión,
nos llena de una ansiedad roja y rosa,
cuales mariposas nos hacen perder la cabeza por una persona
así mismo nos admiramos y amamos, siempre.
No es que digamos que somos los mejores
no es que pretendamos ser mas de lo que en verdad somos,
y por mas que nos critiquen
¡No es que no tengamos amor con nosotros!
Pero como hay que estar concientes en todo momento,
en este mundo de tantos seres y criaturas,
donde tanto merito es necesario hacer,
donde la vida se esfuerza por reírse en nuestras caras,
en que la belleza parte del reconocimiento, cual arte publico,
jamás habrá otros momentos donde uno se sienta perfecto;
ni el dinero, ni el trabajo, ni la dignidad serán capaces de dar satisfacción,
si es que no nos sentimos dignos de nuestros deseos,
en este oscuro día, que tantos años lleva siendo vida,
en el que ni el mas pequeño pedazo de amor es gratis,
si uno no se alza ni se admira,
si no es uno mismo quien se rinde culto a su cara y a su alma, por mas sucia que sea,
les digo hermanos, y créanme, nadie lo hará.

Dedicado al ser humano común y corriente
ese que muere todos los días, pero que nunca nos enteramos.